La crisis y los recortes en sanidad están expulsando del sistema a profesionales muy cualificados en cuya formación la sociedad ha invertido millones de euros. Médicos y enfermeras cuya salida laboral consiste, y eso si tienen suerte, en contratos que se renuevan mes a mes y remotas posibilidades de obtener un puesto que no sea precario. Ante tal panorama, muchos deciden emigrar.
La Organización Médica Colegial, la entidad que agrupa a todos los colegios de España, ha emitido 948 certificados de idoneidad en los primeros seis meses de este año. Este documento es necesario para trabajar en la Unión Europea y, a falta de datos del Ministerio de Sanidad —que afirma no disponer de ellos—, un termómetro para medir la fuga de facultativos. A juzgar por las cifras, no deja de aumentar: en 2011 se expidieron 1.435 certificados y en 2010, 1.248. Suponen solo una parte de los emigrantes, ya que este documento no es necesario en países fuera de Europa. Lo mismo ocurre con los enfermeros: en 2010 se fueron como mínimo 675 mientras que en 2011 hicieron las maletas 914. Este año ya se han marchado casi 400.
En paralelo al éxodo —que se asemeja al de los años 1990 cuando miles de profesionales hicieron las maletas para viajar a Reino Unido o Portugal— se observa otro fenómeno. El paro entre médicos y enfermeras, colectivos poco acostumbrados a tener que recurrir al Inem, está subiendo. Tanto que se ha más que doblado en el último año y medio, con un acelerón en este primer semestre de 2012. Hay 13.400 enfermeros registrados como parados en los servicios públicos de empleo; a finales de 2010 eran 6.400. No era el caso de Sotoca y López, que estos días descansan en un pequeño pueblo de Ponferrada antes de empezar el curso intensivo de sueco que les paga el hospital (cuatro meses, con beca de 700 euros al mes). Él llevaba tres años firmando contratos eventuales en hospitales comarcales de Castilla-La Mancha —últimamente solo de un mes—; ella pudo firmar una vacante.
Muchos médicos jóvenes les considerarían afortunados. “Los residentes que han terminado en mayo se han encontrado con que su salida es hacer guardias o ir a engrosar las listas del paro”, se lamenta el vicepresidente de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (Cesm), Tomás Toranzo. “Estamos preocupados porque esto no ha hecho más que empezar. Que tengan que marcharse con lo que se ha invertido en ellos es un despilfarro de recursos. Nos estamos descapitalizando de profesionales muy cualificados”, añade. Los estudios que maneja el Cesm afirman que formar a cada especialista cuesta unos 200.000 euros.
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