viernes, 5 de noviembre de 2010

"No hay que dar fechas en la esperanza de vida"

Interesante articulo sobre cuidados paliativos y fase terminal de Diario Médico:

Comunicar las malas noticias es un tema pendiente en la profesión médica. Marcos Gómez Sancho y Javier Rocafort, expertos en cuidados palitativos, advierten del error de dar fechas exactas sobre el tiempo de vida.

"La obligación del médico de informar al paciente sobre su enfermedad es humana, ética, médica y legal. En este orden de importancia, porque si sólo se hace por una obligación legal se puede caer en un encarnizamiento informativo". Así se pronunció ayer Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) en la presentación del documento Cómo dar bien las malas noticias, elaborado por la OMC

El experto en cuidados paliativos fue muy crítico con la formación del facultativo en la comunicación de las malas noticias y señaló que "se emplean cientos de horas en enseñarnos cómo diagnosticar enfermedades rarísimas que nunca nos vamos a encontrar y ni un solo minuto en cómo dar bien las malas noticias".

La deficiencia de formación del médico en este campo se refleja cuando tiene que responder a la pregunta del paciente sobre cuánto tiempo le queda de vida. Según el experto, muchos profesionales responden al enfermo detallando en meses su fecha de fallecimiento, algo que no deberían hacer. "Las estadísticas dicen que el enfermo en estado terminal suele durar tres meses y, por eso, se da esa cifra, pero no se puede informar con fechas exactas sobre la esperanza de vida. Hay que contestar de manera más ambigua, más acorde con lo que sabemos".

Gómez Sancho recordó que el compromiso de comunicar del profesional sanitario es con el paciente, no con su familia, que en la mayoría de los casos impide que el enfermo conozca su situación, "porque son familias latinas, proteccionistas; esto ocurre en España, pero no en Londres o Estocolmo". Sobre esta cuestión, Javier Rocafort, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, informó de que "en el 50 por ciento de los casos, las familias se interponen entre el médico y el paciente para que el profesional no detalle al enfermo su situación". Rocafort apeló a una mayor sensibilidad en la comunicación de las malas noticias en todos los ámbitos profesionales, pues "de cada millón de habitantes en España 2.000 están en la fase final de su vida".

Como ejemplo de lo que no se debe hacer, Gómez Sancho se refirió a la campaña de comunicación de la Dirección General de Tráfico (DGT), en la que a una mujer se le informa por teléfono de la muerte de un familiar. "La campaña de la DGT ha causado auténtico estupor en la profesión sanitaria. La comunicación de una muerte debe ser en persona. La boca dice la verdad y la mano da el confort y el soporte".

La obligación de informar al paciente sobre su estado de salud es reciente en nuestro ordenamiento jurídico. En 1984 la Carta de Deberes y Derechos del Insalud recogió esta obligación, que no adquirió rango normativo hasta la Ley General de Sanidad en 1986 y, de una manera más extensa, en la Ley de Autonomía del Paciente de 2002. En este sentido, Gómez Sancho recordó las excepciones al deber del profesional sanitario, "cuando el facultativo sospecha que esa información va en perjuicio del enfermo y cuando el paciente rechaza saber su situación". El presidente de la Deontológica de la OMC afirmó que el médico debe encontrar un lugar tranquilo adecuado para dar las noticias difíciles, que, insistió, "no pueden transmitirse en un pasillo".

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